A veces los habitantes del paralelepípedo aparecen en alguna calle
y en pleno sol de la tarde ocultan sus rostros.
Salen a surfear las nubes de una pequeña ciudad de primavera eterna.
Sus cuerpos, equipados con lo mejor de la tecnología genética, se camuflajean con la naturaleza urbana y el ambiente circunstancial.
En su paseo hayan su paso,
se sincronizan con el tiempo y espacio.
A veces los habitantes del paralelepípedo cambian sus rostros
porque su camino esta hecho espejo y no quieren identificarse.